Pues vamos con la segunda parte para sacar partido a lo que ya tenemos. En este voy a centrarme en los complementos. Porque estos, son los que pueden de verdad darle el toque especial a lo que llevamos puesto. También es cierto que son los más complicados de clasificar. Y vuelvo a repetir como en el anterior post, que para mí tenerlo organizado es la clave para saber qué es lo que tengo. Los bolsos por tamaño y volumen es lo más difícil de clasificar bien. Yo lo que hago es organizarlos por tamaños y estilo, es decir, sport o vestir, y grandes o pequeños, con este orden los tengo en cajas de cartón de IKEA, de manera que si voy de sport, solo abro esa caja y busco la mejor opción.

Otra parte importante es que normalmente da mucha pereza cambiar de bolso. Para mí esto es un ERROR en mayúsculas, el bolso es el toque más importante, mi truco para que no me dé pereza cambiarlo es llevar todo el contenido en un bacía-bolsos, y cuando llego a casa coloco el bolso en su sitio y el organizador de bolso en el armario de manera que al día siguiente obligatoriamente tengo que abrir una caja y escoger un bolso, y el resultado es que rotas mucho más y usas todo lo que tienes (o casi todo).

También es cierto que es mejor usar más los que son mejores, no es lo mismo un buen bolso que uno malo, en verano es más usual tenerlos de diferentes materiales, pero los bolsos de invierno requieren ser más “importantes”.
Otro complemento muy versátil son los fulares, bufandas y pañuelos. Nos pueden solucionar muchos días de apatía que nos vestimos de un solo color y cuando nos miramos al espejo vemos que nos hemos tapado más que vestirnos, y que prácticamente nos camuflamos con el paisaje, bueno pues esto se soluciona con un fular de colores llamativos, o de un color que sabemos nos queda de manera especial. No hay que tener miedo a mezclar colores llamativos, o que antes nos parecían chocantes, como el rojo con marrón, o el rojo con morado, o el azul con el verde. Si nunca lo habéis hecho probar, ya veréis el resultado.